Berrettini se quedó a las puertas de levantar su segundo título de la temporada Stuttgart, pero mete miedo para la gira de hierba
Lesiones en el abdominal, en el pie y, sobre todo, en la muñeca; ese es el calvario que ha padecido Matteo Berrettini en los últimos tiempos. El italiano, que no acudirá a los Juegos de París, tan solo pudo disputar 23 encuentros el año pasado en una temporada marcada por las cirugías y demás impedimentos. Su carrera y evolución se vio frenada en seco después de haberse convertido en un habitual de las segundas semanas de Grand Slam y quedarse a las puertas del top 5 mundial.
A sus 28 años no ha tirado la toalla ni mucho menos, sino que sigue luchando por regresar al lugar que le pertenece, al de ser importante en los grandes escenarios. En todo 2024 suma cuatro torneos y tan solo doce encuentros, pero sus números son, cuanto menos, sorprendentes. Son ya tres finales y un título, el logrado en Marrakech, demostrando una efectividad insólita, aunque sea en torneos de un segundo o tercer escalón.
Después de marchar de Nueva York lesionado, trató de viajar a Australia, pero todavía era demasiado pronto. Tras disputar el Challenger de Phoenix y caer en primera de Miami frente a Murray, comenzó su brevísima gira de tierra batida, conformada únicamente por la semana en tierras marroquís. Ahora, sobre la superficie que mejor se adapta a sus cualidades, alcanzó la final de Stuttgart dejando por el camino a tenistas de la talla de Musetti, Shapovalov o Safiulin. Draper, otro que se irgue como candidato a dar la sorpresa en Wimbledon, fue el único capaz de hacer morder el polvo al gigante italiano.
Halle y Wimbledon, entre ceja y ceja
Quizás lo más positivo que extraiga Berrettini de su semana no sea el resultado, sino las sensaciones físicas. El cuerpo, aparentemente, le ha respetado y permitido jugar sin tener que prestarle atención, mandar misiles al otro lado de la red sin el temor de que la muñeca pueda resentirse posteriormente. Y, precisamente eso, es lo que le convierte en el principal oponente a evitar en las primeras rondas del Grand Slam londinense al cual acudirá sin ser cabeza de serie.
Matteo ya sabe lo que es estar en las rondas picantes de Wimbledon, disputando incluso la final de 2021 frente a Djokovic. La magnitud de su rival y del escenario superaron por completo al romano en aquella ocasión, pero ahora llega en un punto de madurez más elevado y, sobre todo, sabedor de que cualquier movimiento puede ser mortal para su carrera. Antes pasará por Halle con la intención de ajustar ciertos detalles a su maquinaria y finiquitar la puesta a punto. Sea como sea, el tenis sonríe porque Berrettini está de vuelta.
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