El escolta estadounidense se ha convertido en un incondicional para Tom Thibodeu y la franquicia de la ‘Gran Manzana’
Hay jugadores para momentos y momentos que parecen hechos para jugadores. Ese es el caso de Josh Hart. El escolta no destaca por su anotación, por su capacidad reboteadora o por dar asistencias inverosímiles pero sobresale gracias a su capacidad de resistencia. Hart es ese tipo de jugador que da unos intangibles a su equipo que sin él nada de lo que está logrando sería posible. El escolta se ha convertido en un fijo para Tom Thibodeu, entrenador de Knicks, y en una muestra de la fuerza y garra neoyorquina.
Un dulce momento es el que atraviesa la franquicia de Nueva York, con una ventaja de 2 a 0 sobre Indiana Pacers en la semifinal de la conferencia este de la NBA. Mostrando un juego atractivo y recordando a los días gloriosos de Dr.J en el equipo. Gran parte de culpa del buen momento por el que atraviesa el conjunto de Nueva York, la tiene Jalen Brunson, por descontado, pero también esa amalgama de actores secundarios tan necesarios para el éxito.
Hart, el actor más reconocido dentro de esos secundarios, lleva jugados 125:47 minutos de manera consecutiva esta postemporada. El escolta no se sienta en el banquillo desde el segundo cuarto del sexto partido frente a los Philadelphia 76 ers, cuando todavía restaban 5:47 minutos por disputarse. Desde entonces, el jugador estadounidense ha jugado el equivalente a 10 cuartos y 5 minutos. Una cifra que puede alargarse, si es que aguanta, durante la serie actual frente a los Pacers.
Una proeza física que está al alcance de muy pocas personas en el mundo. Hart, durante la temporada regular, ha logrado 9.4 puntos, 8.3 rebotes y 4.1 asistencias en 81 partidos promediando 33 minutos por encuentro. En estos playoffs juega 47.15 minutos y consigue una media de 19.1 puntos, 13.1 rebotes y 6 asistencias cada noche.
Para informarte minuto a minuto del deporte desde otra perspectiva, SIGUENOS en nuestras redes sociales:
