El Obradoiro sale airoso de la primera de las tres finales y da un paso importante hacia la permanencia
Lucha, garra, hambre y nunca darse por rendidos. Esos son los valores que defiende el Obradoiro, pelear sean cuales sean las circunstancias, y hoy, tras varias jornadas sin hacerlo en casa, la balanza se ha desequilibrado de su lado. Una de las claves, quizás la principal, ha estado en el acierto de tres, donde los gallegos han firmado un 42% de efectividad, unos números muy superiores a los que vienen promediando a lo largo de la temporada.
A la buena actitud y actuación grupal hay que sumarle la explosión definitiva de Devon Dotson. El norteamericano venia dando pasos adelante, adaptándose a la categoría semana tras semana, siendo hoy el día que ha destapado el tarro de las esencias. 22 puntos con más de 50 % de efectividad y unas jugadas que han puesto de pie a todo Sar que hoy sí que ha respondido a las necesidades de su equipo firmando la mejor entrada de la temporada.
Primera parte: Martillo pilón
Timma estaba recuperado, más que eso como mostrarán sus números posteriormente, pero Moncho volvió a apostar por la dupla Blazevic-Pustovyi para custodiar el aro, esa que tanto rédito le ha dado en los últimos partidos. Esta vez, al menos de inicio, fue contraproducente, pues los del principado, liderados por Harding y Okoye, hicieron mucho daño en esos primeros minutos llegando a abrir un parcial de 5-13.
Aguantó bien el chaparrón el Obradoiro, duro de mentalidad y de cabeza pese a la enorme presión que soportaban sobre sus hombros. El esfuerzo da sus frutos y un 2+1 de Blazevic, imperial un día más en la zona, devolvía prácticamente la igualdad al luminoso. Poco a poco le fueron dando la vuelta, disputándose el choque a un ritmo vertiginoso, poco esperable escuchando las palabras de Moncho el viernes, pero muy efectivo.
Se fueron seis arriba al segundo cuarto e incluso lograron ampliar la ventaja antes del descanso. Tras un tira y afloja constante, donde el Obradoiro se hizo muy fuerte en el rebote, tanto defensivo como ofensivo, abrieron una diferencia de más de dos dígitos (52-41). Ovacionaba la Caldeira a los suyos de camino a vestuarios y pitaba al colegiado arbitral, sabedores de que ellos también tenían un rol importante que jugar en la noche de hoy.
Segunda parte: Más de lo mismo para el Obradoiro
Los números firmados por el Obradoiro en la primera mitad parecían insuperables, muy complicados de repetir. Pese a ello, lo hicieron. Mantuvieron un ritmo anotador digno de admiración y que provocó que más de uno se tuviera que frotar los ojos en la grada para terminar de creérselo. Tan solo Scrubb, el jugador más valioso y que más alegrías le ha dado a su equipo durante todo el año, se mostraban más erráticos que el resto.
Remaba el Andorra contracorriente, demostrando querer la victoria con todo su alma pese haber certificado la salvación la semana anterior. Sin embargo, cada vez que se acercaban ligeramente en el marcador, aparecían Dotson y Howard para asestarles estacadas cada vez más mortíferas a los visitantes. El momento de más miedo se vivió a cinco para la conclusión, cuando un triple de Montero le colocó a nueve de distancia.
Supo hacer buena las malas experiencias pasadas el Obradoiro en su casa para jugar con calma y con mucha cabeza, moviendo el balón sin prisa y seleccionando tiros coherentes. Si además de encontrar buenas posiciones, el balón acaba dentro supone llevarte el choque en la mayoría de las ocasiones. Tuvo tiempo Moncho hasta de darle segundos a Pablo Hardiguey para que se llevara la ovación de la grada. La semana que viene, en Palencia, otra final a cara de perro.
MVP: Devon Dotson (22 puntos, 4 asistencias y 24 de valoración)
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