Nadal pasa a los octavos de Madrid tras una lucha titánica con Cachín (6-1,6-7,6-3), quién ha forzado al balear a jugar más de tres horas
Un pasito más. Día a día se siente más cómodo en pista, cuantas más horas aglutina en sus hombros, mejores impresiones transmite. No sabe hasta dónde llegará, cuando será el día que su físico diga basta o se encuentre un muro inexpugnable al otro lado de la red, pero por el momento disfruta y nos sigue haciendo disfrutar. Hoy tuvo que sufrir mucho más de lo previsible, más aun viendo el transcurrir de una primera manga perfecta por parte del balear.
Luchó, tiró de garra, de casta, de orgullo…de todas esas características intrínsecas que hacía años que no le veíamos. Acumuló experiencias muy necesarias para su evolución y progreso hacia la capital parisina, pues ganar cuando no estás dando tu mejor cara es imprescindible para sobrevivir en tus peores días. Nadal nunca se había ido y solo lo hará cuando él quiera. Por el momento, disfrutaremos de él un día más en Madrid.
Cachín provocó que Rafa tuviera que entrar en un escenario diferente, inhóspito hasta esta tarde. Supuso verle por primera vez disputar tres sets sobre tierra batida, jugar más de tres horas después de haber sido incapaz de luchar más de un set en el Conde de Godó, hacía apenas dos semanas. Igual mañana, frente a Lehecka no antes de las 16:00 en principio, se resiente, igual no llega a los octavos en las mejores condiciones, pero ya sabe que está preparado para disputar tres sets al máximo nivel.
Primer set: Nadal comienza mandando
Quizás no se respiraba el mismo ambiente del sábado, pues viendo el nivel mostrado por Rafa ante De Miñaur nadie dudaba de sus opciones en el día de hoy. Una infravaloración entendible a Pedro Cachín, quién goza de mucho más talento y nivel del que reflejan sus números. Llegó a la tercera ronda tras romper una racha negativa de doce encuentros sin conocer la victoria, damnificado por problemas personales que le hicieron no poder focalizarse únicamente en el juego.
Nadal salió sin contemplaciones, entendiendo perfectamente lo que el choque requería. La táctica es para el fundamental actualmente, como él mismo admitió tras la segunda ronda, y la de hoy la tuvo muy clara desde el inicio. Torturó al argentino a base de bolas altas a la zona de su revés, donde Pedro sufría lo indecible, padeciendo por primera vez el endiablado efecto que le imprime el balear con su derecha. Unas circunstancias, las de adaptación, que otorgaron el primer break a Rafa a las primeras de cambio.
Voló raso a partir de entonces, aprovechándose de las bolas cortas de Cachín para martillearle a base de winners. Se le veía más cómodo desde el fondo, ganando movilidad con el paso de las horas en pista y variando las alturas constantemente. Tan solo pudo sumar un juego el latinoamericano en su juego marcador particular (6-1), siendo el saque el único arma que parecía funcionarle. Sean cuales sean las circunstancias, enfrentarte a Nadal en tierra batida te desestabiliza y te mina la moral a pasos agigantados.
Segundo set: Reacciona Cachín
Cuando parecía que iba a ser un paseo, un puro trámite para Nadal, despertó Cachín. Viendo quizás que no tenía nada que perder se soltó y comenzó a pegarle sin miedo. Una modificación en su juego que tuvo efecto inmediato, logrando romperle el saque al balear en su primer servicio. La dinámica había cambiado por completo, pues el argentino era capaz de romper el ritmo de Rafa a base de dejadas y respuestas muy profundas.
Fue el peor momento del de Manacor, quién también debe pasar por baches en esta vuelta al circuito. Es necesario que pase por momentos más complicados, que le rompan el saque y que se vea por debajo del marcador, pues todo forma parte del proceso. Pese a que reaccionó Nadal, cometiendo muchos menos errores forzados, resistió el argentino a base de muy buenos porcentajes con el servicio y de mantener la compostura desde el fondo, aunque fuese a duras penas.
La confianza de Pedro pasó de cero a cien en apenas un cuarto de hora, siendo la rotura que le otorgó el 4-1 y saque la mayor evidencia de ello. Daba la sensación de que otro jugador había entrado en pista, pues no mostraba grieta alguna, haciendo de su derecha un arma de trituración. Se puso el mono de trabajo el balear para salir de esa situación compleja, tratando de ganar pista a base de precisión y bolas escorada, pero también corriendo de lado a lado si el punto lo requería.
Remar para morir en la orilla
Picar piedra hasta que salga el diamante. Como si fuera uno de los enanitos de Blancanieves Nadal fue a la mina para salvar varias bolas de set de las que gozó Cachín. Al argentino le paso factura la tensión y nervios que genera estar a un punto de hacerle una manga al mejor tenista de todos los tiempos sobre polvo de ladrillo. Era curioso observar como en aquellos intercambios en los que no gozaba de una mayor ventaja resolvía mejor las situaciones que se le presentaban.
El 5-5 daba la sensación de ser el momento perfecto para que Nadal acometiese su último movimiento, pero el choque no entendía de lógica. Justo después de hacer lo más difícil, cedía su servicio de nuevo prácticamente en blanco. Atípico, sin explicación y sin sentir la derecha como hacía una hora, Nadal volvía a afrontar un nuevo juego al resto para evitar que el encuentro se fuese al tercer set. Tiró de nuevo de gesta y coraje, gesticulando para que la Manolo Santana se rindiese una vez más a sus pies y le llevase en volandas al tie-break.
Hasta en el desempate tuvo que remontar Rafa ante un Cachín que demostró, una vez más, ser un jugador muy peligroso si confía en si mismo. Se llegó a poner 4-1 y 5-4 arriba el argentino, pero Nadal estaba decidido a cerrarlo, sin saber cómo respondería su cuerpo en una hipotética tercera manga. Y ahí, cuando todo parecía favorable para que lo cerrase de una vez por todas, falló Nadal. Se precipitó a la hora de subir a la red y el argentino lo sobrepasó para enmudecer la Caja Mágica [7-6 (7-5)].
Tercer set: Se abre un nuevo escenario
Hace dos semanas Nadal tuvo que dejarse ir en el segundo set ante De Miñaur al no gozar de un físico preparado para batallar durante dos horas y media. Un tiempo que ya oscilaba el reloj de la Manolo Santana al término de la segunda manga, por lo que se abría un terreno inhóspito y desconocido para el balear. Ni él mismo sabía, probablemente, cómo iba a reaccionar su cuerpo, si su físico iba a respetarle.
Quizás por esas dudas Rafa salió como un auténtico bólido, tratando de acortar el tiempo en pista lo máximo posible. Conectando las derechas como en el primer set siguió con la tónica de todo el partido: quién sacaba primero en el set perdía ese juego. Confirmó el break Rafa y se encaminó hacia la consolidación definitiva del choque, sabedor de que no gozará ni de 24 horas de descanso antes de los octavos de final. Sin embargo, Cachín era un hueso infinitamente duro de roer y levantó un 15-40 para evitar el doble break.
No solo aguantó su servicio, sino que reaccionó para devolver la igualdad al marcador. La derecha, claro termómetro del nivel de Nadal en cada momento, ya no era la misma, las flaqueza físicas le impedían llegar a golpear con comodidad, tocaba volver a tirar de coraje, de pundonor y de alma. De algún lado de su cuerpo sacó las fuerzas para ponerse por enésima vez por delante. Y, ahora sí, de una vez por todas, cerró el choque no exento de sufrimiento. Mañana será otra historia, pero por el momento se ha regalado otro día en la capital.
