La UB Conquense ascendió ante el Tarancón a 2ªRFEF. Un ascenso histórico que llega tras muchos años de sufrimiento.
Cinco años de sufrimiento en Cuenca han puesto fin. Cinco años de travesía por el desierto de 3ªRFEF que estuvieron a punto de dejar por el camino a un equipo histórico como la UB Conquense. Cinco años de inestabilidad deportiva, económica e institucional, incluso de pasión. La Fuensanta veía como poco a poco sus gradas se vaciaban y un gigante blanquinegro se empequeñecía poco a poco. Sin embargo, todo ha cambiado, todo vuelve a ser felicidad en el feudo balompédico. El sol ha vuelto a aparecer por La Fuensanta, acompañado de un nuevo hilo de ilusión. 3000 personas coloreaban las grises gradas de La Fuensanta. Por algo se empieza, por algo se engancha la gente al Conquense. Cuenca volvió a celebrar, el Conquense volvió a ascender.
La Balompédica ha vuelto a tocar y saborear la gloria tras mucho tiempo sin hacerlo. Un proyecto ganador que tuvo sus momentos difíciles en el inicio, pero que con confianza y un timonel inmejorable logró volver a flotar un transatlántico que parecía hundirse dentro del fútbol regional de esta 3ªRFEF. Este barco, que, poco a poco, volvió a quitar el óxido para ser pintado de blanquinegro ya venía con una base fuerte, prometedora e ilusionante del año pasado. Pero, este año, ese transatlántico sufrió las remodelaciones suficientes como para flotar hacia la más altas de las superficies. Una superficie de la que ya no ha sabido bajarse en todo lo que va de año. Cuenca volvía a celebrar, el Conquense volvió a ascender.
Alfonso Fernández / UB Conquense
Un equipo histórico, una temporada inmejorable
A esos cimientos, ya construidos en una temporada difícil como fue la del curso pasado, se unieron las piezas que harían reflotar de una vez por todas el barco. Jairo, un asturiano con corazón blanquinegro desde su salida. Una salida que no fue una despedida, sino un hasta luego. El ‘9’ quería y tenía la necesidad de devolver algo de lo que la Balompédica le dio ese invierno de 2019. Y vaya si lo ha devuelto. Goles, goles y más goles, esos que tanto faltaron el año pasado.
A la calidad de Coba y Yuya se le unió un joven, pero descarado, oficial de máquinas que iba a controlar y destruir el jurgo a partes iguales. Un perro de presa, de sangre conquense, llamado Pablo Olivares. Y junto a ellos, jugadores como Antonio, Javi Heranz, Perujo, Susmel, Hormiga, Marcos…, que llegaban para aportar su granito de arena en una temporada que nadie pensaba que fuera lo histórica que acabó por ser.
UB Conquense
Unos cimientos bien construidos
Y junto a ellos, esos cimientos del pasado. Raúl, Luca y Parera, unido al recién llegado Marcos, crearon un muro inexpugnable para muchos de los equipos de este grupo. Héctor, Sergio, el propio Marcos, Iván, Marco y Jesusete, la calidad y la calma que ponían la identidad conquense en un equipo con mucha sangre de la ciudad en sus filas. Sin olvidar a un ya acogido en Cuenca, José Vega, que, aunque ya no aporte tanto desde el verde, siempre es una voz importante de puertas para dentro.
Etxebe, Coba o, el recuperado, Fran Oller para poner esa técnica y velocidad por las bandas de La Fuensanta. Y por último, y como mención especial, un japonés ya más conquense que el resolí. Un diablo que aparecía y desaparecía para poner el orden y el desorden en las defensas rivales. Yuya Yoshimura, una de las columnas vertebrales de este equipo.
Y por último, y no significa que sea menos importante, el jefe y timonel de este equipo. Rober Gutiérrez. Un desconocido almeriense, natural de Berja, que ya ha puesto su nombre dentro de los grandes entrenadores que han pasado por la Balompédica a lo largo de sus años. Un entrenador joven, pero que no le ha temblado el pulso para dotar al Conquense de una personalidad propia sobre el campo. Aguantó un primer año difícil, donde no todos hubieran soportado la presión del banquillo blanquinegro. Y tras ello, consiguió disfrutar y hacer de la Balompédica, de nuevo, equipo de superior categoría.
Junto a él, los Mario Cortegana, Julio Hernández, Jesús Rubia, Javier Ballesteros, Sergio García, Juanma Cervera, Alfonso Fernández, José Luis García y Mario Gómez. Todos ellos, con un papel diferente, pero esencial, para volver a ver un nuevo ascenso del Conquense.
UB Conquense
Un equipo inexpugnable
Máximo goleador del grupo, equipo con menos goles encajados. Mejor local y mejor visitante. Equipo con más victorias y con menos derrotas. Pichichi del grupo y portero con más porterías imbatidas (18). Estos son los números de un inexpugnable campeón. Los números de un equipo que olía más a 2ªRFEF que a una 3ªRFEF que ya se le estaba quedando pequeña. Con estos datos, quién iba a pelear con el Conquense, quién iba a toser a una Balompédica hecha y dispuesta al ascenso desde el primer día que se puso las botas en Villarrubia. Toledo, Socuéllamos o Puertollano. Todos transatlánticos que aspiraban a coger esa plaza que el Conquense cogió en la jornada 7 y solo Cazalegas en pocas jornadas y el Quintanar, en una de ellas, ya no soltó.
¿Y ahora? A soñar
Ahora toca una travesía bonita en 2ªRFEF. Una travesía que debe empezar por la consolidación de un proyecto y sentar las bases de un equipo que pinta muy bien. Cuenca volverá a recibir equipos de fuera de la región, incluso con la posibilidad de ver algún histórico que anda inmerso en el infierno de estas categorías. Además, la Copa del Rey volverá a teñir La Fuensanta de ese color bonito y olor especial que solo tiene esa competición. Esa competición donde los pequeños, por un día, pueden sentirse grandes. Esa competición donde los grandes vuelven a sus inicios. Donde las sorpresas esperan a la vuelta de la esquina, donde la ilusión no deja de subir antes de cada duelo. Y por qué no soñar, soñar en grande, soñar en algo bonito. Es tiempo de hacerlo, es tiempo de disfrutar. Cuenca volvió a celebrar, el Conquense volvió a ascender.
