AFICIÓN DEPORTIVA FÚTBOL INTERNACIONAL,SUPERFÚTBOLINTERNACIONAL Matthias Sindelar, el futbolista que desafió al nazismo

Matthias Sindelar, el futbolista que desafió al nazismo

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Matthias Sindelar, estrella del fútbol mundial en los años 30, se ganó el amor de los aficionados dentro y fuera de los terrenos de juego

De hijo predilecto de Viena a héroe de todo el país

Matthias Sindelar nació en Kozlov en 1903, aunque desde muy pequeño se trasladó junto a su familia a Viena. Fue Favoriten, su barrio, donde comenzó a dar sus primeras patadas a un balón y a despuntar sobre sus vecinos. Su habilidad para superar a los defensas rivales pese a su baja estatura se hizo conocida en la capital austríaca, apodándole ‘El hombre de papel’. Después de haberse formado en el ASV Hertha Viena, llegó a las filas del FK Austria Viena a la edad de veintiún años. Con el cuadro blanquivioleta ganó una liga, cinco copas y dos copas Mitropa, convirtiéndose en el primer gran mito del la entidad.

Su buen desempeño a nivel de clubes le llevó a ser llamado por Hugo Meisl, seleccionador austríaco entre 1919 y 1937, para representar a su país. Fue precisamente así, vistiendo la elástica de su país, como se convirtió en el buque insignia de la mejor generación austríaca de la historia del fútbol, siendo conocido en todo el planeta. El Wunderteam o ‘Equipo Maravilla’ fue el mote que recibió aquella plantilla integrada por iconos de talla mundial como Josef Bican, Josef Smistik, Walter Nausch o el propio Matthias Sindelar. Esa quinta mágica llevó a Austria a las semifinales del Mundial de 1934, dejando por el camino a la Hungría de Sarosi y donde solo fueron derrotados por la Italia de Guiseppe Meazza y Raimundo Orsi, campeona de aquella edición.

Rechazo persistente y burla a la Alemania nazi

El 13 de marzo de 1938, Austria fue anexionada a Alemania de Adolf Hitler en el Anschluss. En el mundo del fútbol, la primera medida fue la disolución de la liga austríaca por decisiones políticas. Posteriormente, y con la mirada puesta en el Mundial de 1938, los integrantes del Wunderteam fueron obligados a jugar para los nazis. Todos fueron convencidos a excepción de uno, Matthias Sindelar. ‘El Mozart del fútbol’, otro de los apodos del ariete, se opuso a representar a otro país.

Josef Herberger, seleccionador de Alemania en aquel tiempo, se reunió en dos ocasiones con él para que reconsiderase su decisión, pero fue inútil. «Me fue ganando la impresión de que el rechazo tenía otras razones, cierto malestar en relación a los acontecimientos políticos que lo oprimían, y eso motivó su rechazo”, escribió el técnico en una nota descubierta años después.

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El 3 de abril de 1938, las selecciones de la Marca Oriental (Austria) y el Viejo Imperio (Alemania) se enfrentaron en el Estadio Praeter de Viena para celebrar la unión. Solo existía una consigna, que los alemanes no podían perder. Día de tristeza para los austríacos y de euforia para los nazis, que finalmente fue al revés. Matthias Sindelar, en una de las mejores actuaciones individuales de su carrera, les terminó humillando. El encuentro acabó 2-0 y ‘El hombre de papel’ anotó el primer tanto de aquella tarde.

En la primera mitad, el genio austríaco se mofó de su rival con regates, quiebros y trucos con el balón. En la segunda parte, el ‘10’ decidió ser más vertical, y tras un rechace, anotó de vaselina. La maniobra del gol no fue lo único que ofendió a los alemanes, ya que Sindelar festejó el 1-0 con un baile frente al palco de autoridades, lleno de jerarcas del nazismo.

Muerte llena de dudas de una leyenda atemporal

Su polémica celebración y su negación rotunda de representar a Alemania en Francia 1938 acrecentó el descontento del régimen. El Gobierno le llegó a considerar un proscrito, ofreciendo una recompensa a quien le delatase. El 23 de enero de 1939, los cadáveres de Matthias Sindelar y su pareja fueron encontrados sin vida, abriendo un sinfín de suposiciones.

El motivo del fallecimiento, según el Instituto de Medicina Forense de la Universidad de Viena, fue intoxicación por monóxido de carbono proveniente de la estufa. Sin embargo, la causa de la muerte está llena de misterio. Un posible suicidio por la persecución feroz de la Gestapo, fallo accidental de la calefacción o el asesinato premeditado por el régimen son las principales versiones.

Matthias Sindelar fue una de las figuras más queridas en su época. El amor de la gente fue tal, que, pese al contexto político, se permitió que tuviese un funeral de Estado. Más de 15.000 telegramas llegaron a las oficinas de su FK Austria Viena y más de 40.000 personas fueron a despedirse del genio austríaco. Ese cariño sigue latiendo en nuestros días, siendo venerado más de ochenta años después de su marcha.

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