El tenista balear anuncia su decisión de no acudir al primer Master 1000 de tierra batida “porque su cuerpo no le deja» competir
Los peores presagios posibles se han confirmado y Rafa Nadal no acudirá a Montecarlo, donde ha levantado los brazos en once ocasiones a lo largo de su carrera. Una decisión sobre la que ya se habían levantado muchos rumores en las últimas horas después de que la mayoría de los tenistas ya hubiesen volado a territorio monegasco a principios de esta semana y el manacorí haya permanecido en paraje desconocido.
Nadal sufrió nuevas complicaciones tras el Netflix Slam las cuales le impidieron acudir a Indian Wells, lugar en el que tenía previsto regresar. Por el momento, Rafa sigue inscrito en los torneos de Barcelona y Madrid, a los que tiene la intención de acudir para poder despedirse como se merece delante de toda su gente. Pese a ello, el español será muy cuidadosa con todas las determinaciones que tome, pues poder disputar Roland Garros y los Juegos Olímpicos son su prioridad.
El anuncio ha caído como un jarro de agua fría para todos sus fans, que parecen padecer el sufrimiento de Nadal en sus propias pieles. Ya son muchos años de penurias y constantes anuncios de bajas y retiradas que están minando moralmente a la mejor cabeza de la historia del tenis. Aunque no lo haya confirmado, su retiro al final del 2024 (sino es antes) parece inevitable, después de una carrera para enmarcar.
Casi dos años sin ver a Nadal sobre tierra
El último partido de Rafa Nadal sobre tierra batida data del 5 de junio de 2022, día en el arrolló infiltrado a Ruud y levantó su decimocuarto Roland Garros. Aquel Grand Slam lo jugó lesionado y con muchos dolores en su maltrecho pie izquierdo, dejando imágenes completamente sobrecogedoras al cojear de forma muy ostensible al día siguiente de levantar la Copa de los Mosqueteros.
Sí, se llevó el trofeo, el respeto de sus rivales y el orgullo de todo un país, pero fue muy duro mentalmente, significó la primera valla de su quincuagésima carrera de obstáculos. Optó por probar otro tratamiento y funcionó, pero cuando no era una cosa era otra, y una rotura de abdominal le impidió disputar las semifinales de Wimbledon a las que había llegado tras la enésima actuación sobrehumana.
A partir de ahí la vida deportiva del balear se ha convertido en una penuria, almacenada de constantes lesiones, como si se tratara de un túnel sin salida. Su principal objetivo es retirarse en las pistas y siendo competitivo, por lo que seguirá intentando jugar al menos en París. Aunque no tenga ya nada que demostrar, Rafa luchará por sacar la última sonrisa a toda la afición tenística.
