Machac alarga la mejor semana de su vida, colándose en los cuartos de final y en el top 50 mundial, asentándose de una vez por todas en la élite mundial
En un tiempo donde destacan los Alcaraz, Sinner, Landaluce, Darwin Blanch y compañía, comienzan a aparecer otro tipo de tenistas que, tras un proceso más largo de maduración, consiguen asentarse en el circuito. En la gira latina observamos la explosión de Facundo Díaz Acosta y ahora es la hora de Tomas Machac, un jugador desconocido que ya lleva trabajando varios años entre bambalinas. Un ejemplo más de persistencia, lucha, pundonor y saber aprovechar las oportunidades cuando se le presentan.
Llegó a Miami como el sesenta del mundo y se va a marchar, mínimo, el 42. La diferencia, de dieciocho puestos, puede parecer pequeña o irrisoria, pero es realmente clave. Supone poder acceder a todos los torneos sin necesidad de pasar fase previa y gozar de una mayor tranquilidad a la hora de seleccionar calendario y seguir evolucionando. Ha sido una semana perfecta, dejando por el camino a Blanch, Rublev, Arnaldi y a Murray en un agónico encuentro donde lo mental jugó un papel fundamental.
Un ascenso a base de paciencia
Tomas Machac tiene 23 años, no destaca por su precocidad o extrema juventud, sino que se ha ganado sus éxitos por su propio pulso. Tampoco ha sido de los mejores de su generación o ha jugado contra oponentes mayores en las categorías base, pues su mejor ránking júnior fue el decimosexto. Eso sí, rápidamente entraría en un circuito Challenger al que le costaría adaptarse hasta que en 2020 levantó su primer título en Coblenza.
Asaltó el top 100 en 2022, cuando ya superaba la veintena, y hasta este mismo año no ha acabado de dar el salto definitivo y poder asentarse de una vez por todas en el circuito. Casi siempre ha sido muy efectivo en las fases previas, sobre todo en los grand slams, pero le suponían tal desgaste que llegaba a la primera ronda con la lengua fuera. No le ocurrió eso en Australia esta misma temporada, donde consiguió alcanzar la tercera ronda tras dejar a Tiafoepor el camino.
El checo destaca por ser un jugador muy completo, sin una derecha definitiva, pero con un revés muy sólido y con el que hace mucho daño a sus rivales. Con dicho golpe volvería loco a Rublev hace un par de días y es quizás su mejor arma. Tomas Machac se enfrentará, salvo sorpresa, a Jannik Sinner en los cuartos de final en un enfrentamiento inédito, donde el centroeuropeo podría asestar el espadazo final que le introduzca, incluso, entre los cabeza de serie.
República Checa, mucho potencial para la Davis
La aparición de Machac ha coincido con la explosión prematura de Mensik, un talento que, bajo la tutela de Djokovic, promete muchas alegrías al país checo. Ha pasado ya casi una década desde que levantaron sus dos últimas ensaladeras, en 2012 y 2013, de la mano de Berdych y Stepánek. Ahora gozan de dos representantes quizás no tan conocidos como los dos monstruos de la pasada década, pero que prometen dar muchas alegrías a sus paisanos desde este mismo año.
Tomas Machac estará a buen seguro defendiendo los colores de su país en la fase de grupos de la competición internacional que, curiosamente, les ha emparejado con España. Además de los nuestros, se tendrán que enfrentar también a Francia y Australia, dos potencias muy fuertes que tratarán de ponérselo muy difícil. Los dos primeros accederán a la final a 8 que tendrá lugar en Málaga en el mes de noviembre, pero antes los checos buscarán repetir el 9-0 que cosecharon la temporada pasada en esta fase clasificatoria.
