Murray se lleva una épica batalla de casi tres horas ante Berrettini en el día del regreso del italiano al circuito ATP
Una batalla de otra época entre dos jugadores que pasan por momentos complicados ha dado lugar a una auténtica oda al tenis. Berrettini regresaba a la ATP tras muchos meses lidiando con una complicada lesión, mientras que Murray disfruta de sus últimos días como profesional. Ninguno de los dos motivos impidió ver una batalla sin parangón, ecuánime y que solo el físico del italiano podría desequilibrar.
Andy acostumbra a ofrecer espectáculo cada vez que salta a la pista y esta vez no iba a ser para menos. El escocés tuvo que desplegar su mejor tenis ante el gigante italiano que no ha regresado de visita. Su derecha sigue siendo igual de temible que antes de la lesión y a la mínima que coja ritmo pondrá contra las cuerdas a cualquiera que se le ponga enfrente. El titánico esfuerzo realizado en el tercer set es, simplemente, una carta de presentación por si nos habíamos olvidado de él.
Primer set: La efectividad como clave del éxito
Si alguien pensaba que Berrettini iba a salir a especular, nervioso y dubitativo es que no conoce la fuerza mental del italiano. Salió en estampida, suelto, como si no hiciera meses que no disputaba un torneo ATP y ya de primeras le rompió el saque a Murray. El escocés se quedó perplejo, ciertamente desconcertado, quizás no se esperaba un arranque tan preciso por parte de su oponente.
A Matteo le sentó de maravilla acudir al Challenger de Phoenix la semana pasada de cara a coger ritmo para Miami. Sorprendía su movilidad de fondo de pista durante estos primeros compases, corriendo de lado a lado sin problemas e incluso sacándose de la chistera algún que otro passing de mucho mérito. El set se decidió en su parte central, donde Murray gozó de dos bolas de rotura para reengancharse a la pelea. Berrettini respondió como los grandes, con templanza, con dos dejadas milimétricas que desquiciaron al escocés.
La tempestad del séptimo juego dio paso a una calma absoluta en la cual ambos se llevaron sus respectivos juegos al servicio sin sobresaltos hasta el definitivo 6-4. Los primeros saques de Matteo hacían mucho daño a Andy, no tanto por su potencia como por la versatilidad a la hora de colocarla y el alto bote generado. Fue un primer envite inmaculado por parte del italiano a quién solo se le podía poner un pero: le costaba mucho invertirse con la derecha y cuando lo hacía no era definitivo.
Segundo set: Andy es mucho Andy
La segunda manga estaría marcada por una extenuante igualdad de inicio, donde ambos tenistas desplegarían su mejor tenis hasta el momento. Destacaba en especial la mejoría de un Andy Murray que había aprendido de sus propios errores para poner todo su empeño desde el comienzo. A base de juegos puntos muy lagos y siendo menos agresivo, pero más preciso, el escocés lograría ese ansiado break que le hacía recobrar la confianza.
El 4-2 daría alas a Murray que rápidamente pondría el quinto en su marcador personal, lanzado hacia la consecución de este segundo. Fue, en ese preciso momento, cuando Berrettini protagonizó el susto de la jornada al amagar con desmayarse y tener que ser atendido. Tras tomarle la tensión e ingerir una serie de alimentos regresaría a pista sin aparentes signos de debilidad, pues se llevaría dicho juego en un abrir y cerrar de ojos.
El pequeño parón y la buena reacción del italiano no amedrantaría a un Andy que seguiría a lo suyo, cometiendo pocos errores forzados y obligando a Matteo a ir al límite. De esa forma, apoyado también por un servicio en constante evolución en los últimos tiempos, firmaría el definitivo 6-3, enviando el choque al tercer set. El nivel no era el de antaño, pero la actitud y calidad de ambos jugadores sigue siendo indudable.
Tercer set: Una batalla a cara de perro
La batalla estaba servida y ninguno de ellos iba a bajar de sexta marcha hasta que la jueza cantase match para uno u otro lado. El primer juego sería la viva imagen del pundonor y profesionalidad de ambos, durando prácticamente un cuarto de hora con Murray consiguiendo romper el servicio de Berrettini en su cuarta oportunidad. Al italiano se le empezaba a reflejar la fatiga en el rostro, propiciada también por el daño moral de la prematura rotura.
Ambos sacaron sus respectivos juegos y a Andy se le comenzó a notar ansioso, lamentándose de forma ostensible por cada error, como si tuviese una necesidad imperante de acabar por la vía rápida. Pese a ello, se mantuvo sólido, firmando varios aces y no dando opción al resto a su oponente. Eso sí, la derecha de Berrettini seguía funcionando de maravilla, recordando a los viejos tiempos.
Los puntos largos le hacían mucho daño a un Matteo poco acostumbrado a jugar tanto tiempo a este nivel de intensidad. Renqueante y apoyándose en la valla después de cada punto levantó dos bolas de break con olor a partido con 3-1 y mantuvo las esperanzas de remontada intactas. Más aun cuando se colocó con 0-40 en el siguiente juego, aunque Murray acabaría levantándolo y con ello apagó el último aliento de Berrettini.
No le perdería la cara al encuentro hasta el último instante Matteo, pero la losa, más psicológica que real, fue demasiado grande como para levantarla. Murray cerró el choque con mucha calma y tesón y se enfrentará a Etcheverry en segunda ronda. A buen seguro el argentino habrá disfrutado viendo a sus dos potenciales rivales partirse el cobre durante casi tres horas.