AFICIÓN DEPORTIVA ATLÉTICO DE MADRID,LALIGA EA SPORTS ¡Qué manera de subir y bajar de las nubes!

¡Qué manera de subir y bajar de las nubes!


El Atlético de Madrid elimina al Inter de Milán en un partido loco tras venir de pinchar ante el Cádiz, quien llevaba sin vencer desde septiembre.

El Atleti es una montaña rusa. Un día está arriba, otro día está en los infiernos. Un equipo capaz de lo peor, resucitar a un Cádiz muerto que llevaba sin ganar desde septiembre, y de lo mejor, eliminar al Inter, el equipo más en forma de Europa. Pocos motivos había para creer en lo de ayer después del esperpento de los últimos días. Jugadores derrotados, entrenador exhausto y una afición totalmente desmotivada con una plantilla que no conseguía plasmar lo que la les llegaba desde las gradas. Sin embargo, el Atleti es esto, un continuo sube y baja sin explicación. Pero, ¡y qué bonito es!

A pesar de todo, este Atleti nunca deja de creer. Y, cuando había pocos motivos para no hacerlo, el Metropolitano recogió a su equipo del más oscuro de los infiernos para llevarlo en volandas hacia el más importante de los olimpos europeos. Simeone no pedía nada en la previa, «era momento de dar», decía tras el partido. 12 años no son pocos, y el argentino bien sabía que, a pesar de no merecerlo, el Metropolitano le iba a tender la mano de nuevo, tal y como ocurría en esas noches mágicas del Calderón que, poco a poco, se están trasladando al Metropolitano. Una nueva noche mágica que ya se suma a las vitrinas de triunfos encomiables del Atleti en esta última década. Bayern en 2016, Chelsea de Mourinho, el Barça de la MSN, el Liverpool invencible de Klopp, hay que sumar una más, el Inter de Inzaghi.

El Metropolitano es diferente

El Atleti ayer vivió un viaje al pasado. A un pasado feliz, donde cada partido en Champions era una fiesta sobre el verde y en las gradas. Un viaje a ese intervalo entre 2014-2017 donde el Calderón era una olla a presión que cocía a todos sus jugadores rivales y conseguía sacar el mejor de sus jugos a los 11 canallas de rayas rojiblancos que luchaban junto a 55.000 personas contra los poderosos europeos. Ayer, las gradas altas del Metropolitano se volvieron a tintar de rojiblanco, las gradas bajas de azul y el Metropolitano se convirtió en el Calderón de las grandes citas.

En las paradas de Oblak había 69.000 manos juntas para detener ese balón, en el penalti de Correa, las mismas llevando ese esférico a la escuadra. Del infierno de Cádiz al cielo de la previa en el Metropolitano. Del infierno del gol de Dimarco, al cielo de la parada de Oblak. Nunca dejes de creer, Atleti.Y lo cierto es que el Atleti lo hizo. Cuando nos dan por muertos, este equipo reacciona.

Esto es el Atleti, luchar y pelear contra las dificultades para acabar tocando la gloria o el infarto, en la mayor parte de los aficionados colchoneros que ayer vivieron en el estadio o desde sus casas el partido. Niños y no tan niños desbordados por la emoción del momento, Koke y Simeone al borde de las lágrimas, otros como Griezmann botando y saltando como si de un chico de 6 años se tratara. Esto es el Atleti, un sube y baja constante para tocar el cielo y el infierno en pocos días. Para reír y llorar en pocos minutos. Desquiciarte y a los 5 minutos pensar en cuándo es ya el próximo partido de nuestro Atleti. Y es que lo cierto es que no podemos vivir sin ti, Atleti. ¡Gracias papá por hacerme del Atleti! ¡Qué bonito es ser del Atleti!

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