El Eldense sumó ayer tres valiosos puntos en un ejemplo de como sobreponerse a las adversidades
La de ayer fue algo más que una simple victoria para el Deportivo. Con un total de 41 puntos en el casillero, tras la derrota del Levante en el Carlos Tartiere los de Elda se aseguran finalizar la jornada como 11º clasificados con un margen de 11 puntos sobre el descenso (10 en caso de que el Alcorcón gane al Elche) y a únicamente cuatro de los puestos de playoff. Nueve puntos separan a los azulgrana del principal objetivo de los 50 puntos. Sin embargo, Fernando Estévez indicó en rueda de prensa que, en caso de que el equipo puntúe en Anduva frente al Mirandés, entendería que la afición comenzara «a soñar con la posibilidad de…».
Las lesiones, un eslabón no aceptado como excusa
Dos jugadores abandonaron el terreno de juego debido a problemas físicos cuando apenas se había disputado media hora de encuentro. En primer lugar, Miguel Llambrich en su segunda titularidad liguera, quien estaba cuajando una notable actuación hasta su lesión, se retiraba del terreno de juego entre lágrimas tras una aparente lesión en su rodilla izquierda. 10 minutos más tarde, Mo Dauda también se veía obligado a abandonar el verde por molestias musculares, quedando de esta forma Juanto Ortuño con 60 minutos de encuentro por delante como el único delantero de la plantilla al 100% a nivel físico.
Sin embargo, esto no mermó el nivel ofensivo del equipo, ya que con la entrada de Bernal el Deportivo vivió en campo contrario durante el final de la primera parte y sometió al Villarreal B a lo largo del segundo acto, una condición que el Eldense mantuvo incluso con Clemente como única referencia ofensiva. Lo de ayer, supuso un nuevo ejemplo de la capacidad de reacción que padece este equipo de forma intrínseca. Sin la oportunidad de refrescar la delantera desde el banquillo y sin laterales derechos disponibles con Toni sancionado y Miguelón lesionado, Estévez optó por Poloni para suplir ambas bajas, quien cumplió con creces y conectó una vez más con un Nuevo Pepico Amat que, entre ola y ola, coreó en varias ocasiones el nombre del lateral brasileño.
Elda vive el mejor momento futbolístico de su historia. Un equipo que conecta en cada jornada con las gradas de un Nuevo Pepico Amat que en la tarde de ayer presentó una afluencia de 5.617 personas, la segunda mayor asistencia de la historia desde la inauguración del estadio en 2012. Además, los aficionados cumplen de manera religiosa en cada jornada a la hora de ovacionar a un Fernando Estévez que, tal y como dijo en la previa del partido, no quiere dejar de «mirar hacia arriba, pero siempre con los pies en el suelo».
