Los pinchazos de Nástic y Ponferradina aprietan todavía más la tabla de un grupo I donde los tres primeros se aglutinan en dos puntos
Se trata de un fútbol semiprofesional, humilde y lejos de la atención mediática, pero las aficiones hacen que parezca de primera. Más de veinte mil personas en Riazor, cerca de treinta mil en La Rosaleda y lleno en el Reino de León. La capital leonesa albergó este domingo uno de los derbis más bonitos, infravalorados y desconocidos dentro del panorama nacional y cuyo ambiente no defraudó en absoluto.
En lo puramente deportivo, el Nástic se mantiene líder pese al empate en Sestao, perseguido de cerca por Ponfe y Dépor, quiénes siguen con la flechita hacia arriba. La igualdad es absoluta y hacer cábalas en pleno mes de febrero resulta igual de difícil que ganar la lotería, pero ciertos equipos empiezan a tener más boletos que otros para el sorteo. Pese a ello, las diferencias son ínfimas, seis puntos separan al líder del sexto, el Celta B, que parece ser el último candidato para jugarse las castañas allá por el mes de mayo.
El Dépor se cuela sin pedir permiso
El Deportivo es, para el Nástic y la Ponferradina, ese amigo con el que nunca querías ir a educación física porque sabías que, salvo sorpresa, te ganaba. Los gallegos volvieron a endosar una goleada a un conjunto de la parte baja, el Tarazona, y se postulan como los principales favoritos al ascenso directo por su buena dinámica y calidad de jugadores. Afición, plantilla y entrenador han resurgido de sus propias cenizas liderados por un Lucas Pérez rejuvenecido y que ya suma 50 tantos con la elástica blanquiazul.
El principal motivo de la reducción de la distancia al líder ha sido el buen hacer del Sestao River, que rozó la hazaña en Las Llanas frente al Nástic. Los vascos se adelantaron en el marcador desplegando un juego asociativo, directo y frenético, únicamente agrietado por Óscar Sanz en el 92´. Visto lo visto, las tablas dejan con mejor sabor de boca a los visitantes, pues los locales vieron como perdían dos puntos que les habrían dejado a un paso de la salvación.
El tercero en discordia, la SD Ponferradina, también rescató un punto de un salvaje Reino de León. El derbi leonés se saldó sin goles, centrándose el espectáculo en la grada. Ambos conjuntos tuvieron oportunidades de adelantarse durante la primera parte, pero la falta de efectividad de ¾ de campo hacia adelante así lo impidió. La segunda se asemejó más a un enfrentamiento típico de derbi, mucho miedo y respeto al rival que permite sonreír de mejor forma a los de Íñigo Vélez. Los bercianos se mantienen a la pelea y dejan a los leoneses a cinco puntos del líder.
Los errores se pagan caro
No hay margen de error ni tiempo de flaquear en una categoría sumamente igualada en la que, quién mucho perdona, tiende a pagarlo. Es por ello por lo que tiemblan en Cornellá al ver cómo su equipo deja escapar oportunidades de despegarse del descenso jornada tras jornada. Ni con uno más desde la primera media hora son capaces de vencer a una moribunda SD Logroñés que, a dura penas y con el agua al cuello, mantienen vivas las esperanzas de permanencia.
Un síndrome similar, pero con peores síntomas, sufren en Teruel. No hay quién reviva a un combinado maño que ya pide el rescate desde una isla desierta, pues muy rezagado y solo se está quedando el colista. Tan solo han cosechado una victoria en lo que va de campaña e incontables son las que han dejado escapar. Este finde recibieron a un CD Lugo que deambula por el grupo sin pena ni gloria, con ganas de irse de vacaciones anticipadas. Ni el inestimable cariño de su gente hizo que los suyos sacaron algo de Pinilla, más de un padrenuestro se necesita por Aragón.
En la otra cara de la moneda está el Sabadell, el club que ya prepara la construcción de la escultura de Óscar Cano. El entrenador granadino cogió a un equipo en la UCI, a ocho puntos de salir de ella, y ahora presume de ser uno de los mejores de la segunda vuelta. Los catalanes aprovechan cada una de las oportunidades de las que gozan y salen, tras su victoria en Zubieta frente al Sanse, de los puestos de descenso por primera vez en lo que va de campaña. Ahora les toca seguir y asegurar lo conseguido, quizás lo más difícil.
No creo, pero ¿Y si sí?
Soñar es gratis, pero también para valientes. Y, para hacerlo, debes tener motivos que has logrado por méritos propios. Espiñadero ha sido, un fin de semana más, un campo inexpugnable donde el Arenteiro ha vuelto a sumar de tres, colocándose a cinco del playoff. Parece una hazaña utópica, imposible e impensable a la que un pueblo de cerca de 10 000 habitantes no debería ni optar, pero ¿Y si sí?
Situación análoga ocurre en Salamanca con el Unionistas, otro que sabe lo que es firmar segundas vueltas dignas de estudio. Los charros, que incluso llegaron a coquetear con el descenso, logran empates inverosímiles lejos de su casa y someten a sus rivales en el Reina Sofía. El último, el Fuenlabrada, es, por números, uno de los mejores visitantes de la categoría. No pareció importarle al Unionistas, pues en veinte minutos sentenciaron un choque sin historia.
Siete puntos les separan del playoff y once del Nástic, todavía más complicado que los gallegos. Sin embargo, el Arenteiro y el Unionistas conforman la que es, quizás, la columna vertebral de la 1ª RFEF y el motivo de su belleza. Conjuntos sin excesivos recursos que, sobre el papel, no podrían ni imaginarse pelear por las posiciones de privilegio y que, por h o por b, acaban haciéndolo, redactando anécdotas e historias dignas de las mejores producciones de Hollywood.
La incógnita de los filiales
Los filiales tienden a desinflarse con el paso de las jornadas y a pasar desapercibos por la tercera categoría del fútbol español. Sin embargo, esta temporada están siendo uno de los principales agitadores del grupo y claramente protagonistas. Después de que tres de ellos copasen los primeros puestos de la tabla a mediados de la primera vuelta, ahora son dos los aspirantes al playoff: Celta B y Barca B.
Los vigueses se nutren de los pinchazos de la Cultu para mantenerse cerca del objetivo, perdiendo poco a poco el ascenso directo custodiado por el Nástic. En Irún firmaron un empate insulso, pero efectivo para sus intereses. Sus opciones pasan por ser inexpugnables en su feudo y tratar de extraer puntos fuera de él. Una estrategia muy sencilla de ordenar, pero terriblemente complicada de ejecutar.
Situación análoga, aunque en distinta fase de rehabilitación, acontece en la ciudad deportiva culé. Los de Claudio Giráldez, tras pasar unas semanas en cama, han aprendido a meter quinta antes de saber andar y eso les ha devuelto a posiciones de playoff. Los más jóvenes de la casa, con Marc Guiu a la cabeza, remataron a un malherido Rayo Majadahonda y esperan con ansias de la visita de la Cultural en la que será la gran cita del próximo fin de semana.