Sin duda alguna el año 2023 será difícil de borrar de la memoria de los aficionados granotas. Ascensos frustrados, jugadores que se marchan al equipo rival y una deuda escandalosa dejan entrever que ha sido un curso más que mejorable en Orriols
El corazón hecho pedazos
Un recibimiento a la altura, una afición entregada, un estadio abarrotado, un marcador favorable, ¿qué podía salir mal aquella tarde del 17 de junio? Si me preguntan, jamás he vivido algo así, como tu equipo pierde la posibilidad de jugar en Primera División en el último segundo de la prórroga. Como una puñalada te deja el corazón hecho pedazos.
Asier Villalibre certificaba el ascenso del Deportivo Alavés a LaLiga EA Sports tras no perdonar una pena máxima provocada en el minuto 129 de encuentro. De esta manera, el Levante se quedaba una temporada más en el infierno de la Segunda División con una afición que vivió uno de los momentos más crueles en la historia del fútbol contemporáneo.
Y Pepelu se fue de su ‘querido’ Levante
Tras diez años en el club que le había dado todo, Pepelu dejaba la entidad granota para marcharse al eterno rival, el Valencia. Un traspaso tasado en cinco millones correspondientes a la cláusula con la que contaba el jugador de Denia.
Ante tal acontecimiento, los reproches de la hinchada azulgrana hacia el mediocampista no tardaron en llegar, al que tildaron de ‘traidor’, entre otras cosas. Junto al antes ‘8’ levantinista dejaron el club otros jugadores muy importantes en la historia reciente del Levante, tales como Campaña o Vicente Iborra.
Los 107 millones de la discordia
A fecha de 31 de diciembre que me encuentro escribiendo estas palabras el Levante suma en total una deuda de 107 millones de euros. Sin ir más lejos, el club debe abonar alrededor de 30 de los grandes antes del próximo 30 de junio. De lo contrario, se verá abocado a un descenso administrativo a la Primera Federación.
Fruto de la complejidad económica en la que se halla sumergida la entidad se ha producido una serie de cambios estructurales, entre los que destaca la salida del que ha sido presidente desde 2009, Quico Catalán. Ahora es Pablo Sánchez el que ostenta su cargo mientras que José Danvila asumió gran parte del accionariado.
Dos colores que siempre se levantan
No obstante, más allá de todo lo comentado anteriormente, también han acontecido cosas positivas, véase el reciente y ansiado cambio en el departamento médico del club o la llegada de jugadores, que desde el minuto 0 se han comprometido a devolver al decano del fútbol valenciano a la élite.
De la mano de Sergio Lozano, Andrés Fernández, Pablo Martínez, y muchos más se ha conseguido recuperar cierto optimismo en este primer tramo de campaña. Y pese a que los resultados no han acompañado del todo la afición no ha cesado de animar e ir al estadio y sigue confiando en el ascenso.